Homilía VI Domingo de Pascua

La primera lectura es la historia de Pedro que entra en la casa del oficial Cornelio (un pagano), y sucede que cuando está hablando Pedro, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje y comenzaron a hablar en lenguas desconocidas, por lo que Pedro finalmente manda a bautizar a todos los presentes en la casa de Cornelio.  Este pasaje nos enseña:

  • La salvación es para todos los pueblos, pues los judíos eran exclusivistas en la salvación.
  • La evangelización es obra del Espíritu Santo, porque es Él el que toca los corazones de las personas y las llena de luz y alegría, el Espíritu Santo no conoce límites ni barreras.
  • El bautismo es importante para grandes y pequeños, porque el Espíritu no distingue edades, es conveniente para todos.

La segunda lectura, revela el secreto conocido pero muchas veces olvidado de Dios: “Dios es amor” y por eso san Juan invita nuevamente a amarnos los unos a los otros, porque el que nos amó primero en su Hijo Jesucristo, fue el  Padre y con un amor extraordinario. Preguntémonos ¿amo a Dios? pero amarle significa cumplir sus mandamientos.

Los domingos pasados, hemos venido descubriendo el rostro de Dios a través de varias comparaciones que Jesús ha hecho, por ejemplo, desde el domingo de resurrección contemplamos a Jesús como la Resurrección y la vida, luego como el Dios rico en Misericordia, el que nos da la paz, y el perdón de los pecados, el tercer domingo de pascua Cristo nos ha dicho no soy un fantasma, soy yo en persona, soy verdadero Dios y verdadero hombre… el cuarto domingo nos ha dicho Yo soy el buen pastor, y el domingo pasado: yo soy la vid y ustedes son los sarmientos. Hoy finalmente, como un camino que asciende hacia la cúspide de una montaña descubrimos el resplandeciente rostro de Dios: que es el Amor. Por eso, en el Evangelio, Jesús nuevamente nos llama a permanecer en su amor.

Por eso hoy estamos llamados a no desviarnos del amor de Dios, por eso nos dice: “permanezcan en mi amor. Porque ser cristianos no es un asunto de doctrina, la verdadera religión se caracteriza por cómo amamos a Dios y a los hermanos. Recordemos además que permanecer no simplemente significa un estar pasivo, sino  un llegar a ser como Cristo “alter christus” (otro Cristo) y así entremos a disfrutar de la verdadera alegría: que es amar. Por eso podemos decir que la fuente de la alegría será siempre “amar” de donde descubrimos que ningún poder de este mundo puede darnos tanta alegría como lo es cumplir el mandamiento del amor. ¿Dónde busco yo la verdadera alegría?

Veamos a los santos, eran alegres, muchos penitentes,  pero alegres ¿por qué? Porque amaban, porque supieron permanecer en el amor de Dios. Como el santo hermano Pedro, aún está el fruto de su amor, porque el fruto del amor son los milagros del amor. Acá descubrimos el verdadero amor, porque hoy también el concepto del amor se ha falseado. Veamos qué nos dice el Papa Francisco sobre el amor:

  • El amor es concreto y constante (son hechos permanentes en el tiempo, es eterno, no es amor de un rato como las florecillas del jardín)
  • El amor es simple, pero no fácil, porque el egoísmo nos atrae

Cuáles son los caminos del amor: las obras de misericordia: recordemos que hay obras de misericordia corporales y espirituales:

OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA
1. Dar de comer al hambriento
2. Dar de beber al sediento
3. Dar posada al necesitado
4. Vestir al desnudo
5. Visitar al enfermo
6. Socorrer a los presos
7. Enterrar a los muertos

OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA
1. Enseñar al que no sabe
2. Dar buen consejo al que lo necesita
3. Corregir al que está en error
4. Perdonar las injurias
5. Consolar al triste
6. Sufrir con paciencia los defectos de los demás
7. Rogar a Dios por vivos y difuntos

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