Monseñor Víctor Hugo Palma - Obispo de Escuintla

El Sacramento de la Misericordia Divina

Queridos hermanos y hermanas:

El Papa Francisco nos enseña que en el Año de Misericordia la Santísima Eucaristía es precisamente quien causa la “unión de todos los santos de la Iglesia” (Bula “El rostro de la Misericordia” 22).  La Eucaristía expresa la cercanía, la unidad en la santidad que son el fruto y expresión de la Misericordia Divina: ¡apreciemos mucho en este Año de la Misericordia el gran regalo divino, fruto del deseo del amor de Dios!.

La Palabra de Dios describe lo que hoy celebramos,  la presencia, la cercanía del Señor que interviene y salva, por ejemplo a Abraham que a su vez “misericordiosamente” había salido a rescatar a Lot de sus enemigos. Cuanto el Sacerdote Melquisedek ofrece vino y pan en “acción de gracias” (y Eucaristía significa “acción de gracias”) nos invita a agradecer también nosotros por Aquél que ofreció su vida, entregó su vida por nuestro rescate: !Gracias Señor Jesús, te has entregado en cuerpo y sangre, en toda tu persona por nuestro rescate, por nuestra salvación!.

Lamentemos que la llamada Reforma Protestante hizo a tantos perder la “presencia real de Cristo en la Eucaristía”. Aunque Lutero amaba la Eucaristía pues él mismo fue sacerdote, sus seguidores que han degenerado en miles de sectas evangélicas, desprecian y se pierden lo que celebramos en la Iglesia Católica como  dice San Pablo “porque es un mandato del Señor”, mandato que nos ha dejado “por su misericordia, por su amor y deseo de alimentarnos”.

Hoy, pues, merece especial atención el Evangelio según San Lucas, Jesús, que realiza curaciones no por demostrar su poder sino “por compasión ante el sufrimiento humano” obra la famosa “multiplicación de los panes”. ¡Acerquémonos al amor de Dios que en la Santa Comunión sigue alimentando espiritualmente a millones cada día!.

Y no olvidemos lo que decía San Juan Pablo II: “La celebración cristiana del pan de vida nos haga recordar a los que no tienen el pan material para alimentarse” (Carta “Quédate con nosotros, Señor” 2004). En ambientes donde falta la Fe eucarística en la presencia del Señor por tanta secta que “no celebra la verdadera cena del Señor” y donde en no pocas casas falta el pan material, demos testimonio de nuestro amor al Cuerpo y Sangre de Cristo recordando a tantos a los que falta ese pan de cada día o falta el pan de la vida espiritual y la felicidad.

Que María, Madre de la Misericordia y Mujer Eucarística nos acompañe en esta celebración especialmente en la solemne procesión, para que esa visita del Señor a nuestras calles, derrame la Misericordia Divina en nuestras familias y comunidades de la tierra escuintleca, e interceda para que no falten sacerdotes servidores del Altar del Cuerpo y la Sangre del Señor.

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma

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