¿Me estaré confesando del modo correcto?

¿Será que me estoy confesando del modo correcto? Conoce las condiciones mínimas para que sea válido el Sacramento de la Confesión.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el inicio de la segunda parte en el capítulo II, dedicado a los Sacramentos de Curación, enseña que:

«El Señor Jesucristo, médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (cf Mc 2,1-12), quiso que su Iglesia continuase, en la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y de salvación, incluso en sus propios miembros. Este es finalidad de los dos sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los enfermos» (numeral 1421).

«El sacramento de la penitencia, puede tener otros nombres también, dentro de ellos: conversión, confesión, perdón y reconciliación. Puede ser llamado Sacramento de la Confesión porque es la declaración, es la confesión de los pecados delante del sacerdote que es un elemento esencial de ese sacramento. En un sentido profundo ese sacramento es también una confesión, reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre pecador» (numeral 1424).

Por tanto, las condiciones mínimas para la validez del Sacramento de la Confesión son el arrepentimiento profundo y la presencia de un sacerdote. El Código de Derecho Canónico, en su cánon 966, dice que para que sea válida la absolución de los pecados, se requiere que el ministro, además de poseer el orden, tenga la facultad de ejercer ese poder en favor de los fieles a los cuáles da la absolución.

Confesión - Capilla de la Medalla Milagrosa - Francia

Sin embargo, para que se conserve la integridad del sacramento, es necesario que la persona manifieste verbalmente todos sus pecados graves, inclusive citando las circunstancias que sean agravantes, que haya arrepentimiento, manifestado generalmente por el acto de la contrición, que reciba del sacerdote una obra satisfactoria o penitencia y al final, que sea pronunciada la fórmula de la absolución. Es lo que dice el Código de Derecho Canónico, en el cánon 987, cuya orientación se remonta al Concilio de Trento. Se recomienda a los fieles, que también confiesen los pecados veniales.

Por otro lado, para que se de la integralidad del sacramento, es preciso también una disposición del sacerdote, el cuál debe estar abierto a escuchar la confesión, imponer una obra satisfactoria, conforme dice el cánon 981: de acuerdo con la gravedad y número de los pecados, tomando en cuenta, además, la condición del penitente, el confesor le impone convenientes penitencias, que el penitente en persona tiene la obligación de cumplir. Es adecuado, por tanto, que el sacerdote prescriba «un remedio», algo que ayude al penitente a salir de la «dolencia» del pecado, exhortándole a practicar acciones personales y concretas para salir del vicio, para realmente convertirse.

Es loable aún recordar que aquellos que se aproximan al Sacramento de la Penitencia, obtienen de la Misericordia Divina el perdón de la ofensa hecha a Dios y al mismo tiempo son reconciliados con la Iglesia que hieren pecando y al igual colabora para su conversión con caridad, por ejemplo las oraciones.

«Actuar con humildad y confesarse de forma asidua» (Santo Padre Pio de Pietrelcina)

Sacramento de la Confesión

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