Reflexión I Domingo de Cuaresma 14 feb 16

Este primer domingo de Cuaresma, en el marco del año de la Misericordia, estamos invitados a iniciar un camino especial, el camino de la Misericordia Divina. Porque precisamente los cuarenta días que nos esperan, son como un camino que nos acerca cada vez más al misterio que nos trae la vida, el misterio Pascual. Por eso, iniciemos con intensidad a vivir la cuaresma desde este primer domingo, invitados por Jesús a salir victoriosos de las tentaciones que el mal nos trae.

Hoy Jesús, en el Santo Evangelio inicia también su cuaresma, su preparación a su pascua. Y en esta escena hay varios elementos que nos pueden ayudar a iniciar este camino cuaresmal.

  1. El Espíritu es quien conduce a Jesús al desierto, y es quien conduce nuestras vidas.
  2. El desierto un lugar de encuentro con Dios y combate con el mal; donde el silencio, la austeridad de este tiempo deben hacer más profundo nuestro encuentro con Dios.
  3. Las tentaciones son vencidas por Jesús; en quien depositamos nuestras vidas pues sin Él nada podemos hacer.
  4. La tentación del pan material, la de los reinos de este mundo, la de lo espectacular a la sobrevivencia retando a Dios; también son tentaciones actuales que deben ser vencidas con la gracia de Dios.

En el fondo estos cuarenta días de Cristo en el desierto nos muestran lo grande que fue su fidelidad al Padre, pues ninguna de estas tentaciones pudo más que el amor verdadero y fiel que Cristo demostró a su Padre del cielo. De esta forma, estamos invitados en este domingo, viendo los rasgos de Cristo y de su lucha contra el mal a:

  • Dejarnos guiar por el Espíritu al desierto, lugar de encuentro, a través del silencio y la oración.
  • Realizar los ejercicios espirituales de ayuno y limosna, para desprendernos de los bienes de este mundo.
  • Reflexionar qué tentaciones o infidelidades hemos permitido.
  • Proponernos vivir con intensidad este camino cuaresmal cuya meta es la Pascua.

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