Seguir a Cristo que pasa, Luz Verdadera

Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Hoy la Palabra de Dios en el Evangelio según San Marcos nos presenta una escena importantísima de ese escrito sagrado: durante el año hemos escuchado y meditado cómo Cristo sube a Jerusalén seguido por muchos que, sin embargo, están “a distancia” de su Maestro: buscan el honor, buscan el poder, buscan la riqueza.

En el fondo son “ciegos” que tienen un corazón endurecido, lleno de tantas cosas que les impiden -¡como nos pasa a nosotros- ser discípulos verdaderos. En la escena de hoy, sin embargo, sucede que Bartimeo, que pedía limosna a orilla del camino realiza algunas acciones que son “modelo” para alcanzar a Cristo en nuestra vida, y seguirlo:

  1. Aquel hombre, cuyo nombre es simbólico (“hijo del Temor o respeto a Dios) sabe aprovechar el paso de Cristo en ese momento: ¡cuántas veces nosotros no lo aprovechamos, dejamos el encuentro con el Señor (en la Confesión por ejemplo) para cuando “pase de nuevo”. Ya lo decía San Agustín: “Temo no aprovechar a Dios que pasa, porque puede que no vuelva a pasar”;
  2. Aquel hombre, se pone a gritar pidiendo compasión: significaba que sus gritos –que la gente quería acallar- expresaban la importancia que le daba al paso de Dios en su vida: ¡cuántas veces no pedimos con insistencia que Dios se acerque a nosotros!;
  3. Aquel hombre, al saber que el Señor le llama, “salta”, cosa peligrosa para un ciego, pero que significa el “salto de la Fe” hacia Dios: ¡cuántas veces a Dios le pedimos seguridades, medimos la práctica de la Fe con el metro del cuidado de “no caernos”, cuando en la historia de la salvación los grandes creyentes (Abraham por ejemplo) han “saltado, salido sin seguridades siguiendo el llamado de Dios”;
  4. Aquel hombre deja “su manto”: lo único que como pobre tenía, que le era de utilidad, su única posesión: ¡olvidamos que no podemos seguir a Dios rindiendo culto al materialismo que ahoga este mundo!;
  5. Aquel hombre, movido por la Fe pide una sola cosa, la importante en su vida, pero que significa algo más: “Señor, que pueda ver”: ¡olvidamos también pedir al Señor la “visión de Fe” en la vida, pues seguimos ciegos viendo el mundo desde el cálculo humano, desde la “mentalidad de este siglo” dice San Pablo. El Cristo que pasa es la “luz verdadera”: el único que en este siglo de confusión moral puede dar al hombre la clave de su verdad, decía el Concilio Vaticano II hace 50 años.

Que en este domingo de elecciones políticas no haya ceguera de conveniencias, intereses y apatía: que los discípulos del Señor “le sigamos, como aquel hombre, por el camino” en búsqueda del bien común.

Y que la intercesión de la Virgen del Rosario acompañe el Sínodo de la Familia que hoy culmina en Roma con el Papa Francisco. La familia es una “pequeña Iglesia doméstica”: que “en familia, busquemos, encontremos y sigamos al Señor” recobrando la vista como Bartimeo, y seamos sus testigos en el mundo.

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma

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