Palabra, Espíritu y Vida.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre.
El demonio le dijo entonces: «Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan». Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura: «El hombre no vive solamente de pan»».
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra y le dijo: «Te daré todo este poder y esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero.
Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá». Pero Jesús le respondió: «Está escrito: «Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»».
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden».
Y también: «Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra»». Pero Jesús le respondió: «Está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios»». Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
Palabra, Espíritu y Vida.
Mensaje de Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla, para el I Domingo de Cuaresma (C) Lc 4, 1-13.
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