Santa Genoveva fue una de las santas más veneradas en la Francia medieval. Nacida en Nanterre, cerca de París, en el año 422, Genoveva desde muy joven mostró una profunda devoción a Dios y una gran preocupación por los pobres y necesitados.
Cuando tenía apenas siete años, el obispo San Germán de Auxerre, impresionado por su piedad y madurez espiritual, la consagró como virgen consagrada al Señor. A lo largo de su vida, Genoveva se dedicó a la oración, la penitencia y el servicio a los demás, convirtiéndose en una figura respetada y querida por el pueblo de París.
Durante el asedio de París por los francos en el año 451, Genoveva desempeñó un papel crucial al convencer a los habitantes de la ciudad de que no huyeran, sino que permanecieran y confiaran en la protección divina. Gracias a su fe y liderazgo, la ciudad pudo resistir el ataque y salvar a su población. Por este motivo, Genoveva es considerada la patrona y protectora de París, y su fiesta se celebra el 3 de enero.
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