San Adriano fue un soldado romano que vivió en el siglo III d.C. durante el reinado del emperador Galerio. Adriano era un oficial del ejército imperial que se encargaba de supervisar la tortura y ejecución de los cristianos que se negaban a renunciar a su fe.
Sin embargo, un día, mientras presenciaba el martirio de un grupo de cristianos, Adriano quedó profundamente impresionado por la fortaleza y la fe de aquellos hombres y mujeres que preferían morir antes que traicionar a Cristo. Conmovido por esta experiencia, Adriano decidió convertirse al cristianismo y declaró públicamente su nueva fe.
Como consecuencia de su conversión, Adriano fue arrestado, torturado y finalmente decapitado junto a su esposa Natalia y otros 23 mártires cristianos. San Adriano es venerado como un ejemplo de valentía y fidelidad a la fe cristiana, ya que no dudó en dar su vida por Cristo. Es el patrón de los soldados, los abogados y los prisioneros, y su fiesta se celebra el 8 de septiembre.
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