El tiempo de Cuaresma, es un tiempo de gracia y conversión que Dios nos concede cada año. Son 40 días en los que podemos hacer cosas muy productivas para nuestra vida espiritual y crecimiento interior. La cuaresma no solo trata de cumplir ritos externos y anticuados, trata de conducir nuestro corazón y nuestra vida hacia El Señor. Implica mucho más que un arrepentimiento o una clara conciencia del mal hecho. La conversión es emprender un nuevo camino bajo la misericordia de Dios, y sin dejar de ser uno mismo.
Que luchemos por el espíritu como hasta ahora hemos peleado por el poder; que nos empeñemos en ayudar a los demás como hasta ahora nos empeñábamos en que todos nos sirvieran a nosotros; que amemos a los demás como hasta ahora nos hemos esforzando en amarnos a nosotros mismos y que amemos a Dios tanto que podamos ser capaces de convertir las pequeñas renuncias cotidianas, en caminos concretos de amor y de vida para alcanzarlo a Él, este es el cambio que Jesús espera de nosotros.
1 – Por cada vez que te sientas enojado con alguien, reza un Padre Nuestro por él.
Si te es fácil enojarte, también es muy fácil rezar un Ave María o un Padrenuestro. ¿Quién no se los sabe? Reza uno, solo uno y vas a ver como recuperas un poco de paz y ayudas a esa persona que necesita de tus oraciones.
2 – Por cada vez que revises tus redes sociales, reza una Ave María.
Habrás rezado varios rosarios esta Cuaresma… así ganas doble: te acercas a la Virgen y permaneces en presencia de Dios durante el día. Puedes ofrecer cada Ave María por la persona que acabas de ver en la foto del Instagram, Facebook o con la cual estas conversando por Whatsapp.
3 – No revises tu celular mientras comes o conversas con alguien.
¿Recuerdas como es mirar a una persona a los ojos? Encontrarte con alguien no significa estar en el mismo espacio físico que ella, implica interesarte en su vida, buscar conocerla, entrar en contacto con su realidad y comprometerte con ella.
4 – Reza más.
Qué te parece ir entre semana a visitar al Señor en el Santísimo o rezar un rosario cuando vas a la universidad o el trabajo. También puedes leer algún libro espiritual o meditar el evangelio del día. Hay muchas cosas que puedes hacer para crecer en tu vida espiritual y amistad con El Señor. Dile a tus amigos que te recomienden que leer o que hacer e invítalos a que vayan contigo.
5 – No seas grosero con nadie.
Llegó tarde la comida, no hizo las cosas como yo quería, el señor del banco no me trató bien, esta mujer no sabe manejar y el tráfico es un completo desastre… No es lo peor del mundo, recupera la paz y recuerda ¿qué haría Jesús en mi lugar?.
6 – Cada día acepta un defecto que tienes y agradécele a Dios.
Tus defectos también son parte de ti mismo, te han hecho reencontrarte con Dios e incluso ayudado a comprender a otros y apoyarlos. Perdónate y acepta quien eres, Dios lo hizo ya. Comprender que no eres perfecto es el primer paso para ser mejor. Ser santo significa buscar la perfección, pero en el amor.
7 – Ve a misa entre semana.
Siempre vas a misa en el ajetreo del domingo y no sabes cómo se siente estar entre semana con Jesús. Sabemos que estos son días de trabajo y estrés, pero al final del día no hay nada como llegar a la Iglesia cuando está en silencio, las bancas casi vacías y Cristo ahí para ti. ¿Qué te parece? ¿Vas?.
8 – Perdona a cada una de las personas que te han herido.
Permite a Dios que te deje ver tus heridas, el dolor que te han causado otros, por más grande que sea, no lo evites: enfréntalo con Dios y permite que Él le da paz a tu corazón. Nos duele recordar lo malo que nos han hecho, pero si miramos todo eso desde los ojos y el corazón de Dios nos veremos purificados del resentimiento y la pena.
9 – Expresa alegría en tu trabajo.
Y volvemos a repetir: la alegría es típica de un cristiano. Las cosas aunque aburridas o difíciles hechas con amor y una sonrisa en la cara, tienen más valor que el negocio más rentable del mundo.
10 – Di sí cada vez que te pidan compartir algo.
Si se te hace difícil prestar o compartir algo porque sientes que tus cosas son muy preciadas como para que alguien más las utilice o las disfrute, esta es una gran oportunidad para empezar a desapegarte de lo material y ganar en generosidad.
11 – Compra solo lo necesario.
Son solo 40 días, te prometo que todo va a estar bien. Y si puedes, te recomiendo hacerlo una práctica constante en tu vida ¡Te va a hacer mucho bien!
12 – Cada noche escribe en una lista algo por lo que estés agradecido.
¿Si te levantaras mañana sólo con lo que agradeciste hoy? Pon atención: no te falta nada.
13 – Busca la paz en las discusiones de familia.
Aprender que no siempre el que más hiere al otro más razón tiene. Debo acostumbrare a la armonía, a ver al otro tan imperfecto como yo. Buscar la paz en cada discusión es más importante que tener siempre la razón.
14 – Visita a tus familiares enfermos o solos.
Puede que ya no les hables tanto o puede que no sean tus mejores compañeros, pero ellos siempre van a necesitar un poco de ti. Pide a Dios que te ayude a tener el tiempo y la paciencia y recuerda que la limosna no solo es material, Dios te invita a donar tu tiempo y amor.
15 – Llega temprano a todas tus citas o clases.
En algunas guías «para una buena confesión» resaltan que «robar» también puede ser tiempo. Quizá te has acostumbrado a ser impuntual, quizá crees que tu vida no es tan importante como para sacarle el mayor provecho a cada día o simplemente te da pereza y, como sabes que el otro te va a esperar no te esfuerzas. Inténtalo esta cuaresma y verás cuantas virtudes aparte de la puntualidad vas a ganar.
16 – Acepta siempre que tus familiares o amigos te inviten a salir juntos.
Sal de ti mismo, dedícale tiempo a tu familia y amigos. Muchas veces tenemos tiempo para todo, menos para lo esencial.
17 – Haz algo que no incluya una pantalla.
Podemos pasar horas y horas en el celular, la tablet, la computadora o el televisor. Si esas horas las ocupas en conocer a tu amigo, a tu familia o en hacer algo que te ayude como leer, escribir, pintar, hacer deporte, dar un paseo, pensar… Estas cosas aún pueden resultar muy divertidas.
18 – Ofrece cada ejercicio que hagas por una persona o una intención distinta.
Sí, cuando vayas al crossfit, pilates o lo que sea, no solo rebajes algunos kilitos o tonifiques tus músculos, tonifica también tu espíritu ofreciendo tu esfuerzo y dolor por los demás. Por los cercanos o no tan cercanos que sufren y necesitan de tu solidaridad y apoyo.
19 – No comentes nada negativo en las redes sociales.
¿Por qué siempre buscamos recordarle a los otros que están equivocados? ¿Has sentido lo extrañamente liberador que es no hacerlo? Nos hemos acostumbrado a hacerlo solo a través de las redes. En esta cuaresma busca decir las cosas, con caridad y en persona. Pero ten paciencia y recuerda que algunas cosas solo las puede resolver el tiempo y Dios.
20 – Carga a diario en tu mochila o cartera comida extra para regalarla en el camino a alguien que lo necesita.
Empiezas el día con la bolsa llena y pesada y mientras más caminas, más regalas y ¡menos pesa! Así vamos por el mundo no solo pensando y mirándonos a nosotros mismos, sino fijándonos en los que pasan al nuestro lado.
21 – Fortalece el amor en tu matrimonio.
Sí, aunque ya lo hayas intentado mil veces. Lo valen. Como dicen por ahí, «la caridad empieza por casa». Tantas veces decimos que no sabemos por donde empezar el cambio. Ya tenemos la respuesta.
22 – Deja de coquetear.
Es distinto verte naturalmente feliz cerca de quien te gusta, que actuar frente a todos como si fueran posibles prospectos; sólo aquél que capte la hermosura que hay en ti sin que debas demostrarla, merece tu atención. Espero todos entiendan a lo que me refiero, sin exagerar…
23 – No vistas tus prendas o accesorios de lujo.
A veces nos escondemos detrás de nuestros objetos de lujo, nos hacen sentir más seguros, atractivos y más dignos de amor. Se discreto y sencillo. Si tienes más de estas cosas de las que necesitas, véndelas, compra algo y ayuda a alguien.
24 – Termina con tu religiosidad falsa: amuletos, resentimientos con Dios o infidelidad con la Iglesia.
Que mejor ocasión que este tiempo para acercarte a Dios. Ya es hora de dejar los amuletos, las malas costumbres, las criticas a la Iglesia y el ser un cristiano de «nombre».
25 – Si te detienes a mirar pornografía o ya es una adicción: déjala.
Si sientes que poco a poco te atrae más la pornografía, ¡es un momento excelente para terminar! Muchas páginas ayudan a superar esta adicción. Encuéntralas y acércate a la pureza de nuevo. Pon límites a tus hijos y ayuda a tus hermanos y amigos a superarlo.
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Basado en el artículo publicado en Catholic-Link por Luisa Restrepo.
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