La Bienaventurada Virgen María de Lourdes es una advocación mariana que se remonta al siglo XIX. En 1858, la joven Bernadette Soubirous, de 14 años, tuvo una serie de apariciones de la Virgen María en una cueva de Lourdes, Francia. Durante estas apariciones, la Virgen se identificó como la «Inmaculada Concepción» y le pidió a Bernadette que cavara en la tierra, donde brotó una fuente de agua milagrosa.
Estas apariciones marianas fueron reconocidas por la Iglesia Católica y Lourdes se convirtió en un importante centro de peregrinación. Millones de fieles acuden cada año a este santuario para venerar a la Virgen, orar y buscar sanación física y espiritual. La Virgen de Lourdes es conocida por sus numerosos milagros y curaciones, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y de la intercesión de María.
La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el 11 de febrero, conmemorando la primera aparición de la Virgen a Bernadette. Esta advocación mariana es venerada en todo el mundo y es patrona de los enfermos, los discapacitados y de quienes buscan la curación. La Virgen de Lourdes inspira a los fieles a confiar en la misericordia de Dios y a acercarse a María como madre y mediadora.
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