Solemnidad de Cristo Rey
Ahora que celebramos la fiesta de Cristo Rey del universo, es preciso que reflexionemos sobre el reinado de Cristo; puesto que lo primero que se nos viene a la mente es oro, coronas, tronos, etc. Pero el reinado de Cristo es diferente, totalmente diferente. Jesucristo reina desde la Cruz. ¡Si, desde la Cruz! Puesto que desde la Cruz Jesucristo Rey gobierna, gobierna con amor, con justicia, pero sobre todo con el PERDÓN. Este reinado de Jesucristo nos invita nosotros a ser parte de este reino, donde reina Cristo, a ser herederos, pero sobre todo a ser constructores de este reino.
Reino y reinado van muy de la mano, puesto que no puede reinar alguien sin reino y el reinado de Jesucristo se da en un reino que está ya pero aún no, ¿Cómo así?
El reino de Dios donde reina Jesucristo está ya entre nosotros porque es el mismo Jesucristo, Él es el reino, Él es la paz, Él es la justicia, Él es la verdad. Pero aún no está porque somos nosotros los que debemos hacer presente este reino, con nuestro esfuerzo, con nuestro testimonio de vida, con nuestras buenas obras, siendo verdaderamente cristianos, amándonos los unos a los otros, ayudándonos mutuamente, siendo siempre impulsores de la paz, de la justicia, de la solidaridad, de la fraternidad. En fin siendo como Jesucristo. Esta es la gran misión de los habitantes del reino: transmitir a Jesucristo.
Este reino entonces nos mueve a una vivencia particular. Al igual que los reinos de este mundo los habitantes tienen características particulares que hacen único este reino. En el reino de Jesucristo sucede lo mismo, sus habitantes viven de una manera diferente a los demás, diferente porque ellos se aman sin distinción, porque se perdonan, se ayudan se preocupan los unos por los otros, estos habitantes viven el día procurando la santificación.
Ahora la gran pregunta es, ¿seré yo ciudadano de este reino? Muchas veces nuestras actitudes no concuerdan con estas características, pero Jesucristo Rey nos invita todos los días a una renovación, a dejar lo que no es compatible con el reino y emprender el camino de la conversión que nos hace parte de este reino, del reino de Jesucristo
Celebrar la solemnidad de Jesucristo Rey, debe ser para nosotros ocasión de cambio, es preciso recordar que el Señor que reina desde la Cruz, nos invita a tomar nuestra cruz, nos invita a negarnos a nosotros mismo y a caminar con él. Jesucristo Rey es pues hermanos nuestro modelo, nuestro pastor, nuestro guía y nuestro Dios, lo maravilloso de este Rey es que no reina con cetro duro, sino con el amor. Un amor tan maravilloso que se palpa en la Eucaristía, en el sacramento de la confesión, en su Iglesia y en todo. Por eso se nos invita a un cambio verdadero en nuestra vida.
Con la solemnidad de Cristo Rey culminamos también un año más en la Iglesia, para adentrarnos al adviento, ocasión propicia para una renovación interior, para dejar todo aquello que nos impide ser verdaderos ciudadanos del reino y emprender entonces con toda verdad el camino de la construcción del reino de Dios.
No nos cansemos hermanos de construir, todos los días debemos demostrar que Jesucristo reina en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestros hogares. Debemos transmitir a este Rey, debemos ser voceros de este Rey y sobretodo debemos ser imitadores de este Rey. Empezando en casa, para luego salir a proclamar la buena nueva del reino de Dios por todos lados. Luchemos pues con insistencia todos los días y construyamos juntos el reino de Dios en nuestro mundo.
¡Alabado sea Jesucristo! Por siempre sea alabado.
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Que maravillosas palabras lo hacen reflexionar y ser un mejor cristiano