Elecciones Guatemala 2015

Proceso Electoral 2015 – Mensaje Pastoral

Mensaje Pastoral a la Diócesis de Escuintla con ocasión del Proceso Electoral 2015

Venzamos el mal con la fuerza del bien. (Rm 12, 21)

A los Sacerdotes y Seminaristas
A las Religiosas
A los Agentes de Pastoral diocesana
A los Movimientos Eclesiales
A los Fieles Católicos
A los ciudadanos dedicados al servicio político
A los Hombres y Mujeres de buena voluntad de la sociedad escuintleca

Con mis hermanos Obispos de Guatemala, comparto con ustedes la certeza de que vivimos un momento muy delicado en la vida social: una situación causada por el impacto de la corrupción organizada en instituciones estatales así como en muchos sectores empresariales y civiles, y que genera desconfianza y desánimo. Esto precisamente a las puertas del periodo de elecciones generales 2015. Sin embargo, quiero invitarles a no desmayar, pues como ciudadanos, como discípulos misioneros de Jesús podemos vencer el mal a fuerza de bien (cfr. Rm 12, 21) y lograr una Guatemala distinta donde prevalezca lo bueno, lo noble y lo justo que todo cristiano debe apoyar en el campo político y social (cfr. Fil 4,8).

1) El deber moral de la participación política del cristiano católico

Quienes compartimos la fe católica sabemos que no se puede ser un buen cristiano, si no se es un buen ciudadano. Conviene recordar en este momento histórico la enseñanza del querido San Juan Pablo II: « Los fieles laicos «de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política, es decir, de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común». Eso mismo lo subrayaba ya un texto de la Iglesia primitiva refiriéndose a los cristianos: «El lugar que Dios les ha asignado es tan noble, que no les está permitido abandonarlo: los cristianos son para el mundo lo que el alma para el cuerpo”. El Santo Padre Francisco nos ha recordado recientemente: “Involucrarse en la política es una obligación para un cristiano. Nosotros no podemos jugar a Pilato, lavarnos las manos: No podemos… Debemos inmiscuirnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política».

Por tanto, aun en medio del desencanto actual respecto de la política y de la corrupción generalizada, presento la recomendación de la Conferencia Episcopal para este período electoral: “Participar en las elecciones es importante para todos, a sabiendas de que los márgenes en los que podemos elegir son insuficientes. En la mayoría de los casos, habrá que elegir no tanto al mejor cuanto al menos malo”.

2) El deber moral del discernimiento en las elecciones a cargos públicos

Recordando de modo especial la enseñanza del Papa Emérito Benedicto XVI sobre el deber de los Obispos de «emitir un juicio moral también sobre cosas que afectan al orden político, cuando lo exijan los derechos humanos fundamentales de la persona o la salvación de las almas» y precisamente para ayudar a la tarea de la reflexión personal y comunitaria, les invito a interrogarnos antes de votar por un partido y sus candidatos:

  • ¿Tienen principios morales compatibles con la valores morales universales que se comparten con la Fe cristiana?
  • ¿Avalan con sus actos sociales y personales lo que afirman?
  • ¿Tienen una historia personal honorable, de fidelidad a sus propios partidos o caen en la tentación del oportunismo y transfuguismo?
  • ¿Garantizan que trabajarán por reconstruir el tejido social en un país dañado por la violencia, la corrupción, la impunidad, el narcotráfico y la pobreza?
  • ¿Respetarán la vida, dignidad y derechos de la persona desde su concepción hasta su fin natural?
  • ¿Actuarán con transparencia y honestidad y la eficiencia de la justicia para todos?
  • ¿Qué proponen para crear fuentes de trabajo y erradicar las causas de la pobreza, o seguirán utilizando a los pobres como escalera electoral?

No nos dejemos llevar por la fuerza emotiva de la propaganda superficial o por intereses particulares de tipo laboral, favoritismos, etc. que son cosas tan inmorales como los que acusamos en los políticos: la actitud moral es urgente en todos en estos momentos, en candidatos y en electores. No desaprovechemos la búsqueda manifiesta actual de una vida social más honesta y justa. Pero recordemos lo que afirmaba el Patrono de los políticos y gobernantes, Santo Tomás Moro: “Así como el hombre no puede apartarse de Dios, tampoco se puede separar la política de la moral”. Ya para evitar sustos e indignaciones masivas como las actuales, a la hora de elegir tengamos presente aquel principio fundamental: una persona no puede tener “dos comportamientos éticos opuestos”, uno para la vida pública y otro para en su vida privada y familiar.

3) Recomendaciones particulares:

  1. A todos los fieles católicos aún cuando las elecciones se realizan lamentablemente en domingo, les invito a que no olvidemos la importancia de la Misa Dominical, nuestra asamblea litúrgica que nos permite celebrar el triunfo de Cristo Resucitado, nutrirnos de la Palabra de Dios y de la Eucaristía. Evitemos en todo lo posible la ausencia de la Santa Misa “dando al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22,21).
  2. A los Agentes de Pastoral que participarán de lleno en la actividad proselitista de cualquier partido político, les felicito por incursionar en política, les animo a llevar la Buena Nueva de Jesucristo a esos ámbitos siendo “luz, sal y levadura de esos ambientes” y les recuerdo que por disposición de la Conferencia Episcopal de Guatemala, y, cesan en su servicio eclesial hasta que haya terminado el proceso electoral, cuando regresarán a su misión eclesial si así lo decidieran. No veamos esta decisión como un castigo por participar en política, sino como una sabia medida para evitar la instrumentalización de la fe por la politiquería partidista como puede suceder lamentablemente en ciertos grupos religiosos llamados iglesias con pretendidos fundamentos bíblicos. Los peores engaños vienen de la manipulación mundana de la Palabra de Dios o de juntar lo que Cristo siempre quiso separar, Dios y el dinero (cfr. Lc 6,13).
  3. A los sacerdotes, seminaristas y religiosas les recuerdo que nuestra mejor aportación a la democracia es iluminar desde el Evangelio a nuestros fieles de sus derechos y deberes ciudadanos. Como pastores y guías servidores estamos llamados a ser factores de unidad y de comunión, de reconciliación y de paz, por lo que no es nuestro papel hablar en favor o en contra de ningún candidato o partido político; hemos de respetar la libertad de los fieles laicos en sus opciones políticas, dentro de un pluralismo de partidos. De hecho, ningún partido representa a la Iglesia y los católicos pueden militar o dar su voto libremente al partido o al candidato que mejor responda a sus convicciones personales, con tal de que sean compatibles con la ley moral natural y que sirvan sinceramente al bien común de la sociedad.
  4. A los partidos y candidatos les pido encarecidamente campañas austeras, limpias y propositivas, y sobre todo que eviten la violencia social. Una campaña electoral multimillonaria es un insulto a la pobreza en la que vive la mayoría de guatemaltecos, un motivo de desconfianza por la procedencia de esos fondos y por los compromisos que el candidato puede adquirir a cambio de financiamientos oscuros y poco transparentes. Una campaña confrontativa y violenta contradice la anhelada tranquilidad y seguridad de las que ya carecemos bastante en Escuintla. Es responsabilidad de las cúpulas de los distintos partidos políticos y de sus correligionarios que el proceso electoral transcurra en paz y armonía, el que piensa distinto no es un enemigo, sino alguien que busca por otros caminos la única meta de todos: el bien de la patria y en ella, de los más pobres.

Asimismo les pido que presenten públicamente sus propuestas de campaña y cómo incluirán a la sociedad para cumplirlas. Nuestra sociedad merece vivir una democracia más auténtica y participativa. Anhela tener autoridades que garanticen el respeto irrestricto a los derechos humanos y tengan como prioridad el ejercicio de la justicia social; autoridades que hagan valer el estado de derecho y que se conduzcan siempre en la justicia, superando cualquier intento de corrupción; autoridades que sometan la delincuencia dentro de los cauces de la legalidad; políticos que se respeten a sí mismos y ganen la autoridad moral ante el pueblo, no sólo por haber salido vencedores en el escrutinio final de los votos, sino por ejercer sus funciones buscando primero y, ante todo, el bien común.

Hermanos y hermanas, amigos y amigas en el Señor y en la sociedad: unámonos en oración, para que Dios nos conceda vivir un proceso electoral tranquilo, transparente y ordenado, que concluya con una votación participativa: donde el voto sea la expresión firme de un pueblo que quiere autoridades cuya mentalidad sea la de servir sinceramente a todos.

Que la Virgen de Concepción, Patrona de Escuintla interceda para que candidatos y electores, y todos los sectores sociales trabajemos en este período electoral para lograr al anhelado bien común, buscando ante todo el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás nos será concedido por el Señor, Dios de la vida, la verdad y la paz (cfr. Mt 6, 33)

Firma Monseñor Víctor Hugo Palma


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