Reflexión «Corpus Christi»

La alegría de un banquete solo puede ser pleno cuando el alimento que se nos da, no es cualquier alimento sino el alimento de la vida eterna: el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Reflexionemos a través de dos lecturas de la Santa Misa de Corpus el mensaje de Jesús:

Primera Lectura (Dt 8,2-3.14b-16a): “No solo de pan vive el hombre sino de todo lo que sale de la boca del Señor”

Esta lectura nos recuerda la dura prueba del pueblo israelita durante el su éxodo y paso por el desierto. Pero también aplicada a nuestras vidas nos dice algo importante, pues recordemos que toda la historia del pueblo de Israel es nuestra propia historia. En primer lugar nos sitúa ante los problemas y dificultades del pueblo israelí y la acción de Dios en la historia de su pueblo. Hay una enseñanza grande: “Dios nunca abandona a su pueblo” al contrario lo alimenta con el maná. Hoy podemos decir también nosotros que el Señor no nos ha abandonado, que nos sigue alimentando con el verdadero maná, su Cuerpo y Sangre.

En segundo lugar, nos advierte Moisés que no hemos de caer en la tentación de comer cualquier alimento espiritual “No solo de pan vive el hombre sino de todo lo que sale de la boca del Señor” invitándonos a redescubrir el valor del alimento verdadero, no solo del alimento material.

Y en tercer lugar, Moisés nos anima a no perder la memoria de las hazañas que el Señor ha hecho en nuestras vidas. ¿Le agradezco al Señor por mi vida? ¿He notado su presencia en mi historia particular?

EVANGELIO: El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna (Jn 6,51-58)

Qué admirables palabras las que Cristo nos dirige hoy: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna”. En efecto, la Eucaristía es el Cuerpo y Sangre de Cristo bajo las apariencias del pan y del vino que nos dan el alimento espiritual. ¿Qué tan bien alimentado estoy de este pan que da la vida? O ¿solamente me preocupo del alimento que perece? El Papa Francisco, recientemente nos ha prevenido con los muchos alimentos falsos que nos ofrece el mundo. No lo olvidemos: Cristo es el Pan de vida eterna. Tengamos cuidado de lo que comemos, puede ser comida envenenada, este es el alimento de la vida, no de la muerte, porque es Cristo quien se ofrece con su Cuerpo y Sangre para la salvación de los pecados.

Quisiera reflexionar también respecto de nuestra adoración al Señor en la Eucaristía. Mucho me han dicho que es aburrido, o que les da sueño… y esto pasa porque no sabemos ante quién estamos. Si reconociéramos que Jesús está delante de nosotros, le hablaríamos como al mejor de nuestros amigos, le contaríamos todo lo que hemos hecho y lo que esperamos hacer, y así Él transformará nuestro corazón y velará por nuestra vida. Infinitamente sea alabado, mi Jesús Sacramentado.

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