2. Porque el pecado nos envicia.
Aristóteles dijo: «Somos lo que repetidamente hacemos.» El Catecismo dice: «El pecado crea una proclividad al pecado.» La gente no sólo mienten: se convierten en mentirosos. No nos limitamos a robar: nos convertimos en ladrones. El pecado es adictivo. La ruptura con el pecado nos da un reinicio, lo que nos permite comenzar nuevos hábitos de virtud.
«Dios está decidido a liberar a sus hijos de la esclavitud y conducirlos a la libertad», dijo el Papa Benedicto XVI. «Y lo peor y más profundo es la esclavitud del pecado.»
Entonces, ¿cómo promover nuevamente la confesión?
Sugiero siete motivos, para que volvamos con alegría al regalo de la confesión, que Dios nos da a todos, cada uno de estos motivos, es ampliado siguiendo los enlaces:
- Porque el pecado impone una carga pesada sobre nuestra espalda.
- Porque el pecado nos envicia.
- Porque necesitamos desahogarnos.
- Porque la confesión nos ayuda a conocernos.
- Porque la confesión ayuda a los niños.
- Porque confesar los pecados mortales es necesario.
- Porque la confesión es un encuentro personal con Jesús.
Ayuda a alguien a regresar nuevamente a la confesión, ayuda al máximo de personas posibles, a descubrir la belleza de este sacramento libertador.
Descubre más desde Catedral de Escuintla
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.