San Benigno de Todi fue un mártir cristiano que vivió en el siglo III en la ciudad de Todi, Italia. Según las fuentes históricas, Benigno era un sacerdote que se destacaba por su piedad y su entrega al servicio de la Iglesia.
Durante la persecución de los cristianos ordenada por el emperador Decio, Benigno fue arrestado y llevado ante las autoridades romanas. Allí, se negó a renegar de su fe y a ofrecer sacrificios a los dioses paganos. Como castigo, fue sometido a terribles torturas, como ser azotado, quemado con antorchas y finalmente decapitado.
La Iglesia Católica reconoció el martirio de San Benigno y lo honra como patrón de la ciudad de Todi. Su fiesta se celebra el 13 de febrero, conmemorando el día de su muerte. Benigno es venerado como un ejemplo de fortaleza en la fe y de entrega a Dios, incluso ante la amenaza de la muerte. Su vida y su muerte inspiraron a muchos cristianos a mantener su fidelidad a Jesucristo a pesar de las persecuciones.
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