San Valerio de Astorga fue un obispo y santo católico que vivió en el siglo IV en la ciudad de Astorga, en la actual España. Nacido en una familia noble, Valerio demostró desde joven una gran vocación religiosa y decidió ingresar al clero.
Después de recibir una sólida formación teológica, Valerio fue elegido obispo de Astorga, convirtiéndose en una figura clave en la vida de la Iglesia en aquella época. Durante su episcopado, se destacó por su labor de evangelización, su defensa de la ortodoxia católica y su preocupación por el bienestar de su grey.
La santidad de Valerio fue reconocida por sus contemporáneos, quienes lo consideraban un hombre de gran virtud y cercanía a Dios. Después de su muerte, la Iglesia Católica lo canonizó y lo honra como patrón de la diócesis de Astorga. Su fiesta se celebra el 25 de febrero, conmemorando el día en que entregó su alma al Señor. San Valerio de Astorga es recordado como un ejemplo de liderazgo espiritual, sabiduría y entrega al servicio de la Iglesia.
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