Santa Martina fue una joven mártir cristiana que vivió en la Roma del siglo III. Proveniente de una familia noble, Martina se destacó desde muy temprana edad por su profunda fe y su entrega a Dios.
Durante la persecución de los cristianos ordenada por el emperador Alejandro Severo, Martina fue arrestada y llevada ante las autoridades por negarse a renunciar a su fe. Ante las presiones y torturas para que adorara a los dioses paganos, la joven Martina mantuvo firme su convicción, declarando su lealtad a Jesucristo. Finalmente, fue condenada a muerte y ejecutada en el año 228.
La Iglesia honra a Santa Martina como una de las primeras mártires de la era de las persecuciones en Roma. Su valentía y su heroísmo en defender su fe hasta el martirio la convirtieron en un símbolo de la resistencia cristiana frente a la opresión. Martina es venerada como patrona de los abogados y de quienes sufren por su fe. Su fiesta se celebra el 30 de enero.
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