La Santa Misa es la renovación del sacrificio de la cruz, el momento de entrega total de Jesús por mi y por eso es justo que yo participe de ella.
¿Por qué la mayoría de los cristianos no van a Misa hoy en día? Simplemente por una fe bastante incipiente o porque incluso entre los mismos cristianos, no ven el significado de ella.
Nosotros no vamos al aniversario de una persona querida, sólo porque «tenemos que ir» o «porque estoy con ganas», vamos por amor. Y si vamos al aniversario de alguien a quien amamos, no es para quedarnos parados viendo hacia el techo: por el contrario, vamos para participar con alegría.
Pero claro, reconocer el valor que la Misa envuelve – así como el amor – es un proceso. Es común decir que ninguno ama lo que no conoce; por eso, esfuérzate por conocer la Misa, busca todos los medios para conocerla.
¿Qué es la Misa?
Recordemos las palabras con las cuales Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena: «Hagan esto en memoria mía» (Lc 22, 19).
Es evidente que la frase está en imperativo. Jesús no está pidiendo un favor, está ordenando algo: que celebremos la Eucaristía en su memoria. ¿Para qué?, para recibirlo, para recibir los beneficios de la redención, para reforzar nuestra comunión con Él, para tener vida espiritual.
No consigo imaginar a un cristiano, desatendiendo una instrucción tan clara de Jesús.
Y Cristo también dice: «Yo soy el pan vivo venido del cielo; quien coma de este pan, vivirá eternamente. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mi y yo en el» (c. Jo 6, 35-38).
La Santa Misa es una renovación del mismo y único sacrificio de la cruz sobre las especies del pan y vino, como en la Última Cena y que Jesús instituyó con las palabras «Hagan esto…».
Cristo en la última vez que celebró con sus apóstoles la cena pascual antes de su Pasión, quiso instituír la Sagrada Eucaristía. De esa manera, quería quedar para siempre en la historia humana.
Así, estaría presente en todos los tiempos su sacrificio de la cruz, que ofrecería horas después, dándonos al mismo tiempo su cuerpo y su sangre como alimento para la vida sobrenatural de nuestra alma.
En la Última Cena, Jesús instituyó la invitación a la pascua, por medio de la cual, el sacrificio de la cruz se vuelve continuamente presente cuando el Sacerdote, que representa a Cristo, realiza la misma acción que el propio Señor hizo y ordenó a sus discípulos que hicieran en su memoria.
¿Por qué tengo que ir a Misa?
Jesucristo no murió por la humanidad en general, sino por cada persona en particular: por ti y por mi concretamente. La muerte de Jesús en la cruz es el momento de su entrega total por mi. Él piensa en mi. Por eso, Él quiere y es justo que yo esté presente en este sacrificio.
Los principales elementos litúrgicos de la Misa son: el altar, los ornamentos sacerdotales, el cáliz, el vino, la patena, las hostias (pan ázimo o sin fermento), el leccionario (libro de lecturas), el libro para la oración de los fieles, el misal, el sagrario, el ambón, las jarritas (para vino sin consagrar y agua), el corporal, palia, sanguíneo, los cirios, la toalla del altar, el crucifijo, el presbiterio.
Os principais elementos litúrgicos da missa são: o altar, os ornamentos sacerdotais, o cálice, o vinho, a patena, as hóstias (pão ázimo ou sem fermento), o lecionário (livro de leituras), o livro para a oração dos fiéis, o missal, o sacrário, o ambão, as galhetas, o corporal, pala e sanguíneo, os círios, a toalha do altar, o crucifixo, o presbitério.
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Texto basado en el publicado en Aleteia.
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