El Papa Francisco, nos da a conocer siete claves básicas, para que comprendamos mejor el Jubileo del Año de la Misericordia y de esta forma lo podamos vivir adecuadamente.
- Pablo VI acentuó con fuerza el tema de la misericordia y fue Juan Pablo II el que lo subrayó con la Encíclica “Dives in Misericordia” (sobre la misericordia divina). A su vez, San Juan Pablo II canonizó a Santa Faustina Kowalska, quien recibió el encargo de Jesús de promover la devoción a la Divina Misericordia. El Santo polaco instituyó además la Fiesta de la Divina Misericordia en la Octava de Pascua.
- El Papa Francisco afirma que de esta manera retoma “una tradición relativamente reciente, si bien siempre ha existido”. “Me he dado cuenta de que se debía hacer algo para continuar esta tradición”, explica.
- En su primer Ángelus, después de haber sido elegido nuevo sucesor de Pedro tras el Cónclave, habló de la misericordia. “También en mi primera homilía como Papa, el domingo 17 de marzo en la parroquia de Santa Ana, hablé de la misericordia”, asegura. Por tanto, “no ha sido una estrategia, me ha venido de dentro: el Espíritu Santo quiere algo”.
- El Papa considera que “es obvio que el mundo de hoy tiene necesidad de misericordia, tiene necesidad de compasión”. “Estamos habituados a las malas noticias, a las noticias crueles y a las atrocidades más grandes que ofenden el nombre y la vida de Dios. El mundo tiene necesidad de descubrir que Dios es Padre, que tiene misericordia, que la crueldad no es el camino”.
- El Santo Padre propone el Jubileo como una ayuda a las personas que están heridas y destruidas y recuerda la imagen “de la Iglesia como un hospital de campaña después de la batalla”.
- El Año Santo quiere mostrar también el perdón y la reconciliación. “He sentido que Jesús quiere abrir la puerta de Su corazón, que el Padre quiere mostrar sus entrañas de misericordia, y por eso nos manda el Espíritu: para moverse y para movernos”, revela.
- Las situaciones de conflicto y violencia que se viven en la actualidad en muchos lugares del mundo hacen que se cometa “un sacrilegio contra la humanidad, porque el hombre es sagrado, es la imagen del Dios vivo”. “Entonces el Padre dice: ‘deténganse y vengan a mi’. Esto es lo que yo veo en el mundo”, explica el Papa Francisco.
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