La Última Cena

Mensaje del obispo ante la blasfemia en la inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024

Conociendo Nuestra Fe
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Mensaje del obispo ante la blasfemia en la inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024
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Muy queridos hermanos, muy queridos amigos y amigas en el Señor, ustedes saben que en estos días están teniendo lugar los Juegos Olímpicos, que es un momento donde el mundo parece olvidarse de las fronteras, de las diferencias culturales, de las diferencias económicas para unirse en fraternidad.

Lastimosamente en este año como ustedes saben, el país donde este evento está teniendo lugar es Francia, un país que ha sido católico siempre, ha dado muchos Santos a la Iglesia.

El Santo Cura de Ars, patrono de los sacerdotes, era francés, pero en este país, como en otros muchos, se ha impuesto esta dictadura del pensamiento, de la ideología de género. Se dice de la no discriminación, pero discriminan a los cristianos.

Digo esto porque ustedes saben que ha habido un insulto, con una representación blasfema, insultante de la Última Cena.

Claro muchas voces se han levantado, han pedido perdón, pero en el fondo hay toda una actitud contra todo lo que sea un signo cristiano. Si hubieran puesto en ridículo al Islam, pues claro ahorita estaría Francia ardiendo en protestas, en atentados.

Ojalá que este pueblo que fue de grandes Misioneros y de grandes Santos y todavía hay muchos católicos pero un poco apagados, no pierda la fe, recordemos que fue un sacerdote, Didon era el apellido de él, que creó el lema de los Juegos Olímpicos: más alto más rápido más fuerte. Ese es el lema de los Juegos Olímpicos.

Como digo, para la unidad, el mundo ha olvidado esto y esto se ha vuelto un insulto.

Sigamos adelante para que nosotros, como dice Papa Francisco, encontremos en este momento universal, donde hay tantos países, pues un momento de paz, que los Juegos Olímpicos sean instrumento de encuentro para la paz y no simplemente un ganar medallas un competir regresar a los países diciendo: yo valgo más que otro, por eso hay olimpiadas especiales también y pidamos para que estos insultos a la fe católica no se den, porque es una discriminación, es un atentado contra los muchos millones que humildemente creemos en Jesús en esa Última Cena, en la cual nos dejó su Cuerpo y su Sangre.

Que considerando lo que son, transcurran para bien estas olimpiadas y los que participen sean más humanos, más dignos de compartir lo que es los valores de la persona y los cristianos no sean ofendidos. El Señor nos ayude a hacer del deporte como decía San Pablo, una carrera también espiritual, hacia las cosas de Dios.

Amén.

 


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