El Santo Rosario – ¿Por qué rezarlo?

El Rosario es un acto de amor a Santa María. ¿Por qué rezarlo? Porque amamos a María y con el Rosario podemos darle una muestra sencilla, pero profunda, de nuestro filial amor.

La tradición de la Iglesia ha recomendado esta oración desde que apareció en el peregrinar del Pueblo de Dios como expresión concreta de piedad filial. Ha sido motivo de numerosas recomendaciones pastorales de Obispos y Papas. Entre ellas dos cercanas a nosotros: la Exhortación Apostólica Mirialis Cultus del Papa Pablo VI y la Carta Rosarium Virginis Mariae de San Juan Pablo II. En este mes de Octubre que está dedicado a Santa María Virgen del Rosario, sea una buena ocasión para revisarlas y nutrirnos de sus enseñanzas y orientaciones.

Te preguntarás: ¿por qué rezar el Santo Rosario? ¿Qué beneficios me puede proporcionar?. En Fátima, con inmenso pesar, la Santísima Virgen describió a los tres pastorcitos la situación extremamente grave por la que atraviesa nuestra época, cada vez más distante de Dios.

Sin embargo, la Virgen María les aseguró que el rezo diario del Santo Rosario era el medio para lograr la paz en el mundo. Rezar el Rosario es, pues, indispensable para obtener la paz interior en nuestras almas así como en nuestras familias. Para que cesen los conflictos internos de los países y los conflictos entre las naciones.

Es por medio del rezo del Santo Rosario que vendrá, por fin, la paz de Cristo que todos queremos. El remedio propuesto por la Madre de Dios contra tantos males es simple y no te tomará más de unos minutos.

Mucho tiempo antes de las apariciones de Fátima, en plena Edad Media, la Santísima Virgen María hizo estas 15 promesas (reveladas al Beato Alano de la Roche) para aquellos que cultiven la devoción por el Santo Rosario:

El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

  1. Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.
  2. El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.
  3. El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo por el amor de Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!
  4. El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.
  5. El que con devoción rezare mi Rosario, considerando sus sagrados misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá de muerte desgraciada; se convertirá si es pecador, perseverará en la gracia si es justo; y en todo caso será admitido a la vida eterna.
  6. Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin los auxilios de la Iglesia.
  7. Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.
  8. Libraré pronto del Purgatorio a las almas devotas del Rosario.
  9. Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.
  10. Todo lo que me pidan lo alcanzarán por medio del Rosario.
  11. Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.
  12. Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.
  13. Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.
  14. La devoción al Santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

Referencias: Oratorio de Fátima y Camino hacia Dios.

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