Mensaje diocesano para la oración y reflexión en el mes patrio y de la biblia
“Dichoso el pueblo, cuyo Dios es el Señor”
(Salmo 32, 1ss)
Ciudad de Escuintla de la Inmaculada, septiembre del 2022
A las comunidades parroquiales de Escuintla
A los Sacerdotes, Seminaristas, Religiosas
A los Agentes de Pastoral
A los hombres y mujeres de buena voluntad, amados por Dios en Escuintla
Hermanos e hijos en el Señor:
Aunque brevemente, en el nombre del Señor, les invito a la oración y reflexión sobre la vida de Iglesia y sociedad en este mes de septiembre; agradecer por la patria siempre es un signo de humildad y reconocimiento por el don de estar llamados a construir constantemente con misericordia, con justicia, desde la Fe y los valores ciudadanos, la tierra escuintleca.
Y es la Palabra de Dios, celebrada también en este mes en nuestras parroquias, la que nos indica la verdadera libertad, aquella que da el Hijo de Dios y que siendo un don, puede perderse al convertirla en libertinaje (Gálatas 5, 1-6). Por ello les invito a reflexionar:
1) En el 2021 celebramos, muy limitadamente por la pandemia, la Independencia de Guatemala, su “nacimiento a la libertad nacional” …pero dicho don de la libertad se refiere no sólo a aquella emancipación política, sino que es un llamado a la “libertad integral”, a no perder la libertad de los hijos de Dios recayendo en el pecado que esclaviza (cf. Gálatas 5, 5ss). Es decir, junto a las celebraciones, estamos llamados a la reflexión sobre las “esclavitudes actuales” como dice Papa Francisco: el materialismo, la violencia en la familia y fuera de ella, el crimen organizado y el narcotráfico que son también fuentes de violencia en la Costa Sur.
2) El don de la libertad se conserva y aumenta en la práctica de nuestra Fe, especialmente cuando ella se traduce en el compromiso por la independencia de los poderes de mandato, de legislación, de justicia. La confusión entre ellos crea angustia y es fuente de conflicto y no contribuye a la convivencia pacífica como hermanos (Papa Francisco, Encíclica “Todos hermanos”).
3) Así, ese don inicia en la familia, escuela de libertad, de amor, y de respeto: inicia en la enseñanza en casa a superar el egoísmo, la infidelidad, el amor al dinero, fuente de todos los males (cf. 1 Timoteo 6, 10). Quienes se aprovechan del prójimo y denigran la vida humana, en el fondo surgen de familias desintegradas y que buscan el materialismo cotidiano, por mucho o poco que posean.
4) El don de la libertad peligra, cuando en la ya acelerada carrera política, se mezcla el nombre de Dios con intereses de grupos por alcanzar el poder para servirse y no para servir al ciudadano. Todo ello termina en el mismo cuadro de corrupción e impunidad.
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Por ello estamos llamados a preguntarnos, partiendo de la misma Palabra de Dios: ¿soy y somos libres de los dioses materiales del mundo?, o ¿envidiamos al injusto porque “tiene mucho y le va bien” aunque sea por medios ilícitos y no del agrado del Señor? Dichoso quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Señor (cf. Salmo 14, 3).
En el hermoso camino sinodal que nos propone el Papa Francisco, ahora invoquemos la intercesión de Nuestra Señora de los Dolores, celebrada el 15 de septiembre fecha de la Independencia. Ella es modelo de cercanía y de esperanza al no apartarse de la Cruz de Cristo, que logre para nosotros buenos y santos sacerdotes, padres de familia buenos, justos empresarios, trabajadores buenos y justos hombres y mujeres que no se busquen a sí mismo, sino estén dispuestos a dar su vida, como reza el himno nacional, por una Guatemala distinta, construida en la fraternidad y el perdón, en el culto al verdadero Dios y respeto y cercanía a los más pobres de nuestros hermanos.
Fraternalmente en Nuestro Señor y su Santa Madre,
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Dios loe bendiga que lindo que existen Saludos amados Sacerdotes