San Ricardo fue un rey de Inglaterra que vivió en el siglo VII. Nació en el año 650 y era hijo del rey Oswiu de Northumbria. Desde joven, mostró una gran piedad y devoción religiosa, lo que lo llevó a abdicar del trono para dedicarse a la vida monástica.
Después de renunciar a su cargo, San Ricardo peregrinó a Roma, donde recibió la bendición del Papa Agatón. A su regreso a Inglaterra, fundó un monasterio en la ciudad de Lucca, donde pasó el resto de sus días entregado a la oración y la contemplación. Su vida se caracterizó por la humildad, la caridad y el servicio a Dios y al prójimo.
La Iglesia Católica reconoció la santidad de San Ricardo y lo canonizó en el siglo XII. Es venerado como patrón de los peregrinos y de los viajeros. Su fiesta se celebra el 7 de febrero. San Ricardo es un ejemplo de cómo un rey puede renunciar a los honores y riquezas mundanas para dedicarse por completo a la vida espiritual y al servicio de Dios. Su vida inspira a los fieles a anteponer los valores del Evangelio a los bienes terrenales.
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