San Ildefonso fue un destacado obispo y teólogo español que vivió en el siglo VII. Nacido en Toledo, Ildefonso recibió una esmerada educación y se destacó desde joven por su piedad y su profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras.
Después de ingresar a la vida monástica, Ildefonso fue elegido arzobispo de Toledo, convirtiéndose en uno de los principales defensores de la fe católica en la España visigoda. Como obispo, se distinguió por su celo pastoral, su elocuencia en la predicación y su devoción a la Virgen María, a quien dedicó varias obras teológicas.
La fama de Ildefonso como teólogo y defensor de la Inmaculada Concepción de María lo convirtieron en una figura respetada y venerada en toda la Iglesia. Según la tradición, la Virgen María misma le habría entregado una casulla como muestra de su aprobación a su labor. Ildefonso murió en el año 667 y la Iglesia lo honra como uno de los Doctores de la Iglesia, celebrando su fiesta el 23 de enero.
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