Santa Gúdula fue una noble doncella belga que vivió en el siglo VII. Nacida en Brabante, Gúdula desde muy joven se destacó por su profunda piedad y su entrega a la oración y la caridad.
Gúdula era conocida por su gran devoción a la Eucaristía y por el milagro que se le atribuye, cuando su lámpara se apagó en medio de una tormenta, pero milagrosamente se volvió a encender cuando ella invocó el nombre de Jesús. Este hecho la convirtió en patrona de Bruselas y de los campaneros.
A lo largo de su vida, Gúdula se dedicó a cuidar a los pobres y enfermos de su región, convirtiéndose en un modelo de caridad cristiana. Murió en el año 712 y fue sepultada en la iglesia de Saint-Géry en Bruselas, donde posteriormente se erigió una basílica en su honor. La Iglesia celebra la fiesta de Santa Gúdula el 8 de enero, conmemorando su vida de santidad y servicio.
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