Dice el refrán popular: “El fruto tomado del árbol ajeno, sale gratis y sale bueno”, el cual puede aplicarse a todo “despojo, apropiación, invasión, cooptación”, etc. que la Humanidad ha visto desde sus inicios. Por ello la propuesta cristiana es evitar ese drama productor de violencia, pobreza e indignidad: “El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad” (Efesios 4, 28). La Buena Noticia del XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, es una de las parábolas más logradas del Señor Jesús, quien, estando en la muy religiosa Jerusalén, describe lo que está pasando —el apropiarse del Pueblo de Dios por los “jefes religiosos”— y su mismo drama: “Sacan al hijo de la viña del terreno, y le dan muerte”.
Esta dramática parábola enseña:
1) La tendencia a la “apropiación” que se da:
a) en la familia: cuando los padres se creen “dueños de sus hijos”, olvidando que primero hijos de Dios.
b) en la sociedad: cuando el Estado se siente dueño de los hijos y les imponen ideologías contrarias a la misma familia y a la vida e identidad, o cuando algunos se apropian de la libertad, los recursos, derechos y hasta de los poderes de la comunidad, llegando a cualquier tipo de corrupción de la Ley para perpetuarse en el mismo, “argumentando supuestas verdades”. ¡Cómo haría falta leer la obra de Jesús Laínz: La lengua retorcida o arte de no hablar con claridad. Disparates, pedanterias, manipulaciones y otros artificios lingüísticos (Casa del Libro, 2023)!;
2) Existe la tendencia a la justificación en el robo: entrando en la mente de los ladrones que se quedan con la viña uno encontraría mil justificaciones, “es nuestra porque la hemos trabajado, porque la tierra está ociosa en parte, porque el dueño ni se asoma, porque no nos pagan justamente”.
En el fondo, para todos los “ladrones” el argumento es el mismo, parece un derecho pensando: “Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón”. En realidad se hace un daño más allá del material, se daña a la dignidad de la persona, que pasa tanto por poseer a lo que se tiene derecho como a vivir la verdad de que solo en la conversión al otro se encuentra el camino de la justicia social, por lo que ningun compromiso social de justicia puede dejar de lado el compromiso con la paz (Papa Francisco en “Cumbre mundial sobre el Trabajo”, 16 de julio del 2023);
3) Pero hay viñas más que terrenales: Jesús usó el ejemplo conocido en lo rural para develar el engaño, abuso, apropiación del Cuerpo Místico de Cristo o sea de la Iglesia, que muchos ejercen llevados por “revelaciones, insatisfacciones, acusaciones, sentimientos, real ignorancia de Biblia y de Fe” y sobre todo negocio, fundando iglesias que no lo son, por no tener la Eucaristía. Es también una forma de robo de la verdad religiosa que, al decir de San Pedro: “Y por avaricia harán mercadería de ustedes con palabras fingidas… por ser buen negocio” (2 Pedro, 2, 3; Filipenses 1, 15ss).
En conclusión: tanto del robo de las viñas humanas de familia, de poderes de Estado, como del robo “por partes” de la viña del Señor en su Iglesia, para el cristiano he aquí la tarea, el justo reclamo de los valores de verdad y justicia social (familia, democracia) como aquellos de la viña de la Verdad de la Fe cristiana.
El mensaje reciente de la Conferencia Episcopal sobre la crisis de la libertad y democracia culmina: “Pidiendo a Dios que proteja a Guatemala y su democracia” (Visite: www.iglesiacatolica.org.gt). Interceda por ello Nuestra Señora del Rosario, celebrada hoy como Patrona de la viña del Señor que es Guatemala y Madre de todos los hijos de esta tierra, tan necesitada de viñadores justos para con Dios y la Humanidad.
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