Inmaculada Concepción – Estados Unidos

Advocaciones Marianas en América: Inmaculada Concepción de María – Estados Unidos

Patrona de Estados Unidos, su festividad se celebra el 8 de diciembre.

En 1846 los Obispos de los Estados Unidos de América pidieron a la Santa Sede que la Bendita Virgen María bajo el título de la Inmaculada Concepción se convierta en la Patrona de los Estados Unidos. Cuando el primer obispo católico de los Estados Unidos, John Carroll, puso a la joven nación bajo la protección de María, predijo la fe y devoción de sus católicos durante las siguientes generaciones. Cada piedra y matiz del Santuario proclama la relación de esta nación con María, un lazo espiritual formalizado en 1847 con la proclamación del Papa Pío IX de María como la «Patrona de los Estados Unidos» bajo el título de su Inmaculada Concepción. Así, Nuestra Señora fue Patrona de los Estados Unidos ocho años antes de que se declarara el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854 por el Papa Pío IX y doce años antes de que Nuestra Señora se aparezca a Bernadette en Lourdes en febrero de 1858.

El Obispo Thomas J. Shahan, fue el cuarto rector de la Universidad Católica de América y fundador del Santuario Nacional y durante los primeros años del siglo XX, propuso construir un santuario nacional en Washington para honrar a María. Durante una audiencia con el Papa el 15 de agosto de 1913, el Obispo Shanan recibió el apoyo entusiasta del Santo Padre y además una contribución personal de $400.

El Obispo Shanan regresó a casa y persuadió al Consejo de Decanos de la Universidad Católica para que donara tierras en la esquina sudoeste del campus para el Santuario. Luego consiguió la ayuda de grupos católicos de todo el país para recolectar fondos para la construcción de la iglesia.

El Obispo Shanan publicó la primera edición de Salve Regina en enero de 1914, un boletín que sirvió para fomentar el entusiasmo nacional por el Santuario. Mediante éste, el obispo Shanan promovió su visión de establecer un Santuario Nacional en la ciudad capital. La edición inicial se refirió a éste como «un monumento de amor y gratitud, un gran himno de piedra, tan perfecto como el arte del hombre lo permita y tan santo como las intenciones de quienes lo construyan podían desear que fuese».

La pasión del obispo por establecer un majestuoso «himno de piedra» rápidamente se tornó contagiosa. A medida que llegaban las cartas de apoyo, el Obispo Shanan buscó la ayuda de un sacerdote de Filadelfia, el Padre Bernard McKenna, para llevar a cabo la tarea. El Padre McKenna fue nombrado primer director del Santuario Nacional en 1915 haciendo que el sueño de un símbolo de la devoción Católica a María diera un paso hacia la realidad.

El Cardenal James Gibbons, Arzobispo de Baltimore, bendijo la primera piedra el 23 de setiembre de 1920 durante la segunda reunión anual de la jerarquía eclesial estadounidense en Washington. Más de 10,000 fieles asistieron a la misa, incluyendo embajadores extranjeros, funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, autoridades militares y otros dignatarios, siete años después de que la Universidad Católica de América donara el lugar.

La Iglesia Cripta en el piso más bajo se terminó de construir en 1926. La Iglesia Cripta está diseñada para recordar a los devotos las catacumbas de los antiguos cristianos y el efecto es impresionante. Parece un lugar pequeño, íntimo, pero tiene 200 pies de largo, 160 pies de ancho y puede acoger a más de 400 personas sentadas. El techo, que soporta el piso y el altar principal de la Iglesia Superior, fue construido por la compañía Guastavino, y fue diseñado para sostener un peso de casi un millón de libras. El frente tiene azulejos de Guastavino y está decorado con azulejos cerámicos incrustados, diseñados por Mary Chase Perry Straton de la Alfarería Pewabic de Detroit, Michigan. El techo está decorado con numerosos medallones de cerámica que retratan a Dios como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las estaciones de la cruz ubicadas alrededor de los lados de la Iglesia de la Cripta son ejemplos increíbles del trabajo en azulejos de sorprendente belleza. Los azulejos de los lados de los arcos están cubiertos de símbolos de las catacumbas de la antigua Roma.

A pesar de que la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial interrumpieron temporalmente la construcción del Santuario sobre el nivel de la Iglesia Cripta, el espíritu de los católicos americanos no pudo ser desbaratado. Al finalizar la guerra, el Arzobispo de Washington, Patrick O´Boyle se unió al Arzobispo John Noll de Fort Wayne, Indiana para revivir el proyecto. Los Obispos de la Nación ofrecieron su apoyo en 1953 para asegurar los fondos requeridos para la culminación de la Gran Iglesia Superior. Los católicos de cada parroquia de los Estados Unidos respondieron sorprendentemente a este llamado permitiendo que se reanude la construcción durante el Año Mariano de 1954.

El 20 de noviembre de 1959, miles de católicos se reunieron con sus Obispos para la dedicación de la Gran Iglesia Superior. Celebraron los humildes inicios del gran Santuario y se regocijaron profundamente por la importancia que el Santuario tendría en la Iglesia de los Estados Unidos.

La Gran Iglesia Superior está llena de mosaicos masivos. El mosaico central de Cristo en Majestad es el mosaico más grande de Cristo en el mundo, hecho en vidrio teñido de tesela. Fue realizado en 1959 por Jan Henryk De Rosen, uno de los más grandes artistas en mosaicos en el mundo en esa época.

El exterior de la Gran Cúpula de la Cruz del Santuario Nacional tiene símbolos tradicionales de María hechos en mosaicos policromados. Esta cúpula fue la última realizada por la compañía Guastavino, antes de que la empresa cerrara en los años 1950.

En el piso principal (La Gran Iglesia Superior) se encuentra la Casa de la Exhibición de sus Santidades, con la tiara de la coronación del Papa Pablo VI y la estola del Papa Juan XXIII. También hay una exhibición de los santos americanos tales como Santa Elizabeth Ann Seton.

El Papa Juan Pablo II durante su visita a la Basílica del Santuario Nacional el 7 de octubre de 1979 dijo: «Este Santuario nos habla con la voz de toda América, con la voz de todos los hijos e hijas de América, que vinieron aquí de varios países del mundo… que se reunieron alrededor del corazón de una Madre que todos tenían en común». Al Santuario se le dio el título de Basílica en 1990.

El Mosaico de la Inmaculada Concepción que se encuentra en el Santuario es una reproducción de un trabajo del siglo XVII realizado por el pintor español Murillo. Fue un regalo al Santuario Nacional de los Papas Benedicto XV y Pío XI. Descrito alguna vez como el «corazón» del Santuario, el mosaico fue colocado en la Iglesia Cripta en 1930 y permaneció allí hasta 1967, cuando fue trasladado a su actual ubicación en la Gran Iglesia Superior. Fue elaborado con más de 35,000 piezas de porcelana de color natural que son mezcladas con tanto cuidado que parece una pintura al óleo y tomó tres años culminarlo.

El Santuario se encuentra situado en el área de Brookland del Noreste de Washington, entre el Trinity College y la Universidad Católica de América. El Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, de propiedad de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Estados Unidos, es también la séptima iglesia más grande de cualquier denominación en el mundo. El Santuario puede acoger hasta 3,000 personas al mismo tiempo. Contiene 32 capillas y 200 vitrales. El Santuario tiene 459 pies de largo, 157 pies de ancho y 329 pies de alto. Es fácil imaginar cómo las paredes, pisos y columnas de mármol agotaron toda una cantera italiana.

La Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción se ha convertido en el hogar espiritual de cientos de miles de peregrinos que vienen acá cada año de todos los estados y de muchas tierras extranjeras. Juntos simbolizan la catolicidad de la Iglesia y su naturaleza universal. Es sinónimo de la historia del catolicismo del siglo XX en los Estados Unidos. Cada una de las más de 60 capillas y oratorios representan parte de la historia de la comunidad multiétnica que comprende la Iglesia universal.

Las numerosas capillas ubicadas a lo largo del Santuario acarrean una sorprendente historia de fe, devoción, luchas y triunfos de la herencia inmigrante de esta nación. También cuenta la historia del surgimiento y evolución de la Iglesia Católica en este país y de los muchos hombres y mujeres que, con mucho sacrificio, aseguraron la propagación de la fe en los Estados Unidos.

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