Queridos hermanos:
Hemos llegado al final del año litúrgico 2017-2018, con la Fiesta de Jesucristo Rey del Universo nos llenamos de alegría; quien domina la historia no es el mal, ni el superpoder de la riqueza o del crimen organizado. Por sobre todos, Dios reina en Cristo, vencedor de la muerte en su resurrección y “Señor” de cielos y tierra.
La celebración de hoy es festiva, pero también comprometedora. El profeta Daniel relata que “el poder se le dio a uno como hijo de Hombre”, es decir, que en la humanidad de Cristo se deposita el futuro de la historia, ¡debemos por tanto apreciar a fondo todo lo humano, aunque imperfecto y débil, pues con su Señor Jesús, la humanidad posee el destino de la historia que antes perteneció al mal!.
Por ello el salmo proclama, contemplando al Cristo Jesús: “Tú, Señor, eres nuestro Rey”. San Juan en el Apocalipsis lo describe como “uno que ya viene, que no nos tendrá esperando indefinidamente, el que es el Principio y Fin de todo…
Y sin embargo, como dicho antes, se nos plantea un compromiso. En el Evangelio un hombre poderoso en el mundo, Pilatos el Procurador Romano, se enfrenta a uno de apariencia débil e insignificante, al Señor Jesús, coronado de espinas y bañado en su propia sangre. Pilatos se sorprende que se le considere peligroso para la estabilidad política del reino de Herodes y hasta de Roma y le pregunta si es rey, la respuesta de Cristo contiene el secreto de su reinado:
- No es un reinado “del mundo” basado en poderes destructivos que al final un día se debilitan ante otros, es un reinado de amor, de entrega;
- Es un reino marcado por la presencia de la Verdad. Como cristianos, orando el Padre Nuestro decimos: “Venga tu Reino”, es decir, no un reinado con fronteras, en el mapa, sino un reinado espiritual pero capaz de mover la historia humana.
Se requiere que reine el amor en nuestros corazones y que prevalezca la Verdad en nuestros proyectos, en nuestra visión de la realidad, libres de la “ideologías” que atraen tanto pero esclavizan al ser humano al tener, al poder, al placer.
Hoy nos llenamos de esperanza, pues vemos que al final triunfará el Bien y la Verdad, que no son ideas, sino una persona concreta: Jesucristo, Camino, Verdad y Vida.
Vivamos gozos esta “imagen del final de la historia” con Dios reinando y tomemos el compromiso firme de ser “misioneros de su Reino” trabajando por la justicia, la paz, la reconciliación, el perdón, la defensa de la vida desde su concepción hasta su fin natural, todo en la “alegría del Evangelio” que nos pide Papa Francisco.
Que María Santísima, también ella Reina del Universo y los nuevos Beatos impulsen la misión del Reinado de Dios en nuestra Guatemala.
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