Por segundo año consecutivo, a causa de la pandemia causada por el Covid-19, la celebración de la fiesta patronal de la Diócesis de Escuintla, se llevó a cabo de forma irregular, lamentando no poder contar con las masivas celebraciones que incluían procesiones, veladas y festivales musicales.
En esta ocasión con aforo reducido y siguiendo las normas establecidas por las autoridades sanitarias, se multiplicó el número de eucaristías en todas las parroquias, con el fin de que los fieles católicos, puedan cumplir con el precepto de santificar las fiestas, pero sobre todo, de poder celebrar a la Madre de Dios en su advocación de la Inmaculada Concepción, uno de los cuatro dogmas marianos.
La fiesta de la Inmaculada Concepción de María es celebrada el 8 de diciembre, y fue definida inicialmente en 1476 por el Papa Sixto IV. La Inmaculada Concepción fue solemnemente definida como un dogma por el Papa Pío IX en su constitución Ineffabilis Deus, el 8 de diciembre de 1854 como una verdad infalible revelada por la orientación del Espíritu Santo. El dogma se define que para ser la madre del Hijo de Dios, María es preservada de toda mancha de pecado, desde el primer instante de su vida, es decir desde su concepción por sus padres los santos Joaquín y Ana, siendo la Llena de Gracia y la toda santa.
Muchos escritos de los Padres de la Iglesia ya defendían también la Inmaculada Concepción de María pues, una vez que Jesús se volvió encarnado por medio de la Virgen María, era adecuado que ella estuviese completamente libre del pecado para expresar su Hijo.
En la homilía, monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de Escuintla, recordó sobre la manera en que la Virgen María aceptó humildemente el llamado del Señor. Ahora que estamos en el adviento, el camino a la Navidad y de cómo María nos acompaña en ese camino de preparación.
En la reflexión, nos recuerda de cómo el pecado nos aparta de Dios, Adán al pecar se escondió de Dios. Señor, que yo no me esconda, sino que me acerque a ti, porque necesito mucho más, que tu me perdones. El adviento es tiempo propicio para confesarnos. La medicina de todos nuestros males, es el Señor.
Hoy, volvemos los ojos a María, porque ella vence al mal, por la gracia de Dios. Recordemos, que el Señor nos ha elegido, para que seamos herederos de su Gloria, por eso es importante preparar y allanar el camino, para el encuentro con el Señor. Que como María, busquemos ante todo, las cosas del cielo y la vida eterna.
En Guatemala, la Inmaculada Concepción es patrona de muchas parroquias, pero también de las Diócesis de Escuintla, la de Huehuetenango y del Vicariato Apostólico de Izabal.
Desde muy temprano, los fieles se dieron cita en el atrio de la Catedral de Escuintla, donde por más de una hora, esperaron pacientemente para poder entrar al templo y poder participar de la Santa Misa presidida por el obispo.
A diferencia de otras ocasiones, el clero no se hizo presente en su totalidad y sólo algunos sacerdotes de las parroquias cercanas, representando al resto, concelebraron con el obispo, llevando la enseñanza y doctrina que emana de la cátedra, con el obispo como cabeza visible de la iglesia, hacia el resto de parroquias de Escuintla.
Los asistentes, mantuvieron las medidas básicas para evitar los contagios, manteniendo la distancia física recomendada, todos con las mascarillas puestas, limpieza de manos con gel y revisión de la temperatura corporal al ingreso del templo.
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Las fotografías que se tomaron en la Misa celebrando la Inmaculada Concepción de María, presidida por Monseñor Víctor Hugo Palma, Obispo de la Diócesis de Escuintla, se pueden descargar a continuación:
Click en cada imagen, para verla en tamaño completo. (Se debe tomar en cuenta que son fotografías en alta resolución y dependiendo de la conexión a internet, puede demorar unos segundos en cargarse completamente)
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