San Eladio fue un obispo y santo católico que vivió en el siglo VII en la Península Ibérica. Nacido en la ciudad de Toledo, Eladio se destacó desde joven por su piedad, su sabiduría y su entrega al servicio de la Iglesia.
Después de recibir una sólida formación religiosa, Eladio fue elegido obispo de Toledo, convirtiéndose en una figura clave en la vida eclesiástica de la época. Durante su episcopado, se dedicó a la evangelización, la enseñanza y la defensa de la fe católica. Además, promovió la celebración de concilios y sínodos para fortalecer la unidad de la Iglesia.
La santidad de Eladio fue reconocida por sus contemporáneos, quienes lo consideraban un hombre de gran virtud y cercanía a Dios. Después de su muerte, la Iglesia Católica lo canonizó y lo honra como patrón de la ciudad de Toledo. Su fiesta se celebra el 18 de febrero, conmemorando el día en que entregó su alma al Señor. San Eladio es recordado como un ejemplo de liderazgo espiritual, sabiduría y entrega al servicio de la Iglesia.
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